28 de octubre de 2012

Historias lejanas.

Noche oscura, nublada y lluviosa. Y tú en una ciudad desconocida, lejana y calurosa.
Reír antes de llorar, esconder todas las lágrimas que tienen mis ojos para no mostrar a nadie como me siento. Cigarrillo a mitad apagado, y el pelo mojándose. Ahora ya me da todo igual, por que no estás aquí, porque no te mojas conmigo.

Pensar que eramos como imanes con cargas opuestas, atrayéndose cada vez más. Era algo lógico que terminaríamos juntos, en la misma cama alguna noche. Y jamás te negué que me sintiera atraída, jamás negué la necesidad de comerte a besos, de dejar mi aroma en el camino, para que nunca me olvidaras. Nunca te negué las ganas insaciables que tenía de ti.

Nunca te negué nada que ya supieras, siempre mantuve la promesa fiel de ser sincera. Te lo fui hasta el último momento. Pero eso llegó a su fin, eras sólo una aventura del camino, como un descanso para recoger fuerzas y seguir mi trayecto.

Aunque en el fondo, siempre sentí que estaba enamorada de ti.

Y de aquello sólo quedan recuerdos de tu adiós, de tu marcha dejando el cigarrillo a medias consumido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario