31 de enero de 2013

Otra semana...

Una más que pasa, que se aleja, que dice adiós para dar la bienvenida a un fin de semana al que seguirá una semana más.

Sentir que estas dos últimas han sido sólo un tentempié de lo que me espera. Volver a libros y apuntes, bolis y caos que sólo yo entiendo.

Otra semana que me dejan un sabor algo amargo, a recuerdos que no sé muy bien porque se guardaron en esta mente inquieta.
Semana de sabor agridulce, igual que tus labios que aún no logro conquistar. Sabor extraño de tus abrazos, difíciles de descifrar.

Otra semana más que pasa y sigue recordando que estoy lejos, muy lejos, de lo que quieres.

14 de enero de 2013

Lunes.

Suena la alarma, como todos los días a las 7:15. Comienza una nueva semana.
Escondida en las sábanas, con el frío del invierno en la habitación, recuerdos perdidos en el colchón. Desperezarse, sensación rara, bajar y entrar en el baño, volver al dormitorio, vestir y... Entrar a la cocina, desayuno y olor a café, café amargo. Este olor me recuerda a ti, a nuestras mañanas de café y cacao. A tus desayunos amargos y los míos llenos de azúcar.

Salir a la calle, sentir como se cala el frío en los huesos, hasta que deja de ser tan helado. Rememorar esos paseos bajo la lluvia en los que no dejabas de perseguirme, como una niña pequeña escapando de un escarmiento, escondiéndome entre las puertas de las casas y... Otra vez tú. Tu imagen en mi mente, tu cara y ganas de escribir. De leer para que no se haga de noche, para que no acabe el día. Recuerdos que duelen, que creía apagados, pero que siguen quemando como fuego, llevabas razón cuando me decías que no jugara con fuego, pero cómo iba a imaginar que serías tu esa fuente.

Releer cartas dirigidas a otra persona, pensar en esos momentos en los que yo pensaba ser algo y no era nada. Oler de nuevo ese café amargo. Y pensar, ¿qué estará haciendo? Salir corriendo de mi mente para poder dejar simplemente que el frío se apodere de mi en otro día más de este invierno helado.

6 de enero de 2013

(Feliz) Año Nuevo.

Terminan las fiestas de navidad. Familia, amigos (supuestamente) y regalos.
¿Qué queda? Recuerdos borrosos, noches en las que no sabías que hacer y arrepentimientos varios, que no sirven de nada.

Quizá sería precipitado pedirte que hicieras terminar mis navidades de otra forma, pero aún suplicando, prefiero que no vuelvas... Hablan de apariencias, el primero en cumplirlas.
Me gustaría decir que guardo algún buen recuerdo, pero este año he sido la oveja negra, me he alejado de todos para olvidarme, aunque no lo conseguí. Una forma podía haber sido beber hasta no poder más pero las copas no me hubiesen servido nada más para recordar la compañía que tenía.

Miremos al año que hemos comenzado y no pidamos que vaya mejor, simplemente luchemos para que sea mejor. Aunque eso no esté en nuestras manos, porque somos marionetas.

De momento, tengo 12 objetivos. 1 por mes. Aunque... ¡Cómo han cambiado las cosas! Ya no están ellos. ¿Qué me pasa con los chicos? No lo sé, simplemente, se van borrando, algunos de forma temporal, otros por lo que parece, prefieren hacer una laguna en recuerdos o imaginarse la cara de aquella que realmente querían a su lado.

Qué difícil todo, quiero volver a ser una niña, ¿tan difícil es?

Bueno, para quien realmente lo crea. Feliz año nuevo.