27 de agosto de 2014

Mañanas diferentes.

He soñado toda la noche con él, no sé si eso querrá decirme algo, pero me he levantado algo cambiada.
¿Cómo un día puede cambiar sólo por pedir hacer algo en un futuro?

Soñé que quedaba con él, que esta vez sí que conseguíamos vernos, después de tantas veces una ya pierde toda esperanza de que cada vez que vaya a decir "vamos a vernos" acabe con un "lo siento, no puedo" o parecidos, que en realidad no se sabe muy bien si no puede o si no quiere quedar.

Pero bueno, sigamos. Nos veíamos, medio en broma medio en serio yo le decía de que quería hacer senderismo, salir por mitad del campo a pasear. El se sorprendía, pero toda persona que nació en pueblo echa de menos eso cuando se va a vivir a una gran urbe. Y eso me pasa a mi mucho estando allí en el levante.
Él se tomaba en serio mi comentario, "¿porqué dejar para luego lo que se puede hacer ahora?". Y mi sorpresa cuando me empieza a hablar. Mis consiguientes comentarios de que tengo que volver de donde he venido, las reiteraciones a que no estaba preparada para quedarme a dormir y una frase, no sé si lograré olvidarla en algún momento, "por dormir, te recuerdo que me debes una noche, y como ya te dije, creo que te quedaría mejor una camisa mía".

Y cómo no, he pasado una noche estupenda, siento que he dormido 8h de un tirón y si acaso he dormido 6 y a ratos. Lo peor de todo, (o mejor, según como se vea) es que me he sentido la mujer más plena al darme cuenta que era él quien me ponía una camiseta suya para ir a dormir.


Y claro, ahora yo, levantada, consciente de cómo están y cómo son las cosas, me he dado cuenta que era una fantasía, la fantasía de los cuentos que leía de pequeña. Y me da miedo, mucho. Sabiendo que eso es prácticamente imposible. Que nunca será tan sencillo, porque ni si quiera quedar para un concierto es sencillo con él.

18 de agosto de 2014

Veamos.

Hablemos de sonreír, de crear imágenes para una vida. De ser positivos, de todo eso que me dijiste que hiciera. Hablemos de lo que dijiste que necesitaba y tenía para conquistar a cualquier hombre.
Hablemos de ti, de tus guiones preparados, de nuestros encuentros perfectamente planeados (por ti). Hablemos. Pero no de mi, no de mis lágrimas, no de mi pasado, que ya se que es algo difícil de ignorar. Me dijiste que no me dejara amilanar, me dijiste "se fuerte", cómo si ya no lo hubiera sido. Hablaste de mis defectos, pero no de ninguna de mis virtudes. Me aconsejaste que no corriera, que guardara a los tiempos. Pero claro, nunca me dijiste una virtud, no me dijiste "sonríe, porque tienes una sonrisa preciosa", ni me enseñaste que los golpes, aunque se vaya el moratón, siguen doliendo.
Te fuiste sin enseñarme miles de cosas, sin mostrarme una realidad muy distinta a la que yo estaba viendo.

Y claro, así estoy, aquí, perdida en no sé qué lugar del mundo, a punto de echarme a llorar, pero sin llegar a soltar lágrima. Desorientada, sin saber qué hacer o cómo actuar ante situaciones que me superan.

Aquí estoy, cual árbol, viendo pasar todo por delante de mi, pero sin poder moverme, paralizada porque lo que siento, desborda niveles no conocidos de emociones.

Me dijiste llámame si necesitas algo, pero te fuiste y no me diste nada para contactarte y pedirte consejo.