28 de octubre de 2012

Historias lejanas.

Noche oscura, nublada y lluviosa. Y tú en una ciudad desconocida, lejana y calurosa.
Reír antes de llorar, esconder todas las lágrimas que tienen mis ojos para no mostrar a nadie como me siento. Cigarrillo a mitad apagado, y el pelo mojándose. Ahora ya me da todo igual, por que no estás aquí, porque no te mojas conmigo.

Pensar que eramos como imanes con cargas opuestas, atrayéndose cada vez más. Era algo lógico que terminaríamos juntos, en la misma cama alguna noche. Y jamás te negué que me sintiera atraída, jamás negué la necesidad de comerte a besos, de dejar mi aroma en el camino, para que nunca me olvidaras. Nunca te negué las ganas insaciables que tenía de ti.

Nunca te negué nada que ya supieras, siempre mantuve la promesa fiel de ser sincera. Te lo fui hasta el último momento. Pero eso llegó a su fin, eras sólo una aventura del camino, como un descanso para recoger fuerzas y seguir mi trayecto.

Aunque en el fondo, siempre sentí que estaba enamorada de ti.

Y de aquello sólo quedan recuerdos de tu adiós, de tu marcha dejando el cigarrillo a medias consumido.

24 de octubre de 2012

Memorias de un día nublado.

Pluma y libreta, todo lo que cualquier persona necesita para escribir y ¿qué necesito yo? A ti, a tus besos, a tus innumerables te quiero, a tus enormes seguridades que a veces me hacen dudar si de verdad no estás aquí a mi lado en cada momento.

Y me cuesta tanto decirte estas palabras... Pongamos que no me leerás jamás, es lo mejor.

Sólo quería decirte con gritos al cielo lo que siento por ti, que no me importa nadie, que quiero contigo todo, mis mañanas y mis tardes. Mis buenos días y mis buenas noches, en el idioma que sean, me da lo mismo. Que lo que quiero es compartir contigo una cama o un sofá, una película o unos apuntes, que de cualquier forma me sentiría afortunada si pudiera estar contigo un solo instante al día.
No te digo esto a la cara por que estoy segura que lo sabes, si no, es que eres más malo de lo que creía con las indirectas. Que quiero ser esa anónima de la que notas su ausencia, no quiero ser una más, quiero ser un nosotros. Quiero tus besos, tus caricias y tus palabras de poeta. Pero no sin más, no, quiero que eso me lo digas de verdad, mirarnos a los ojos mientras tomamos un café lo más dulce posible para mí y lo más amargo posible para ti, que me digas lo que sientes sin necesidad de preguntar, que me digas un te quiero cada cinco minutos pero por que lo sientes.

Te quiero aquí o allí, pero sin nadie, sólo conmigo bajo las sábanas de tu cama y así dejarte mi aroma, para que nunca puedas olvidarte de mi.


21 de octubre de 2012

Eres mi pasado más oscuro, mi presente más extraño y mi futuro menos claro. Eres mi antítesis, mis ganas de llorar, mis mil y una razones para sonreír. Mi veneno y mi antídoto. Mi miedo a ¿qué pasará? y a la vez, mi "da igual lo que piensen". Eres mi vida y algo más. Eres mi compañero y amigo, a la vez mi mayor enemigo. Eres mi cordura y a la vez la razón de mis locuras.

Eres mi tranquilidad y mis nervios. La razón por la que sigo aquí luchando y por las que tengo ganas de irme. Eres tú, eres la voz que me dice que cometa una locura, y a la vez la que me avisa de que tenga calma. Eres la maldita razón de pasar los días de lluvia tumbada en la cama, mirando por la ventana y tapada todo lo posible. La razón de que salga a correr y deje escapar lágrimas. Eres un instante infinito, eres lo que hace que me levante todos los días, la razón de querer dormir hasta estar a tu lado.

Eres... La razón de mi sonrisa, de mis lágrimas. Eres... El brillo de mis ojos. El camino que quiero seguir. La razón de volverme loca por un beso. Eres ese algo que no se puede explicar. Eres tú y nadie más. Eres nuestra historia.

Eres la persona perfecta para mí. Lo que hace que sienta que no necesito buscar más. Eres ese Stop en mitad de una calle, sin sentido, pero que salva vidas. Eres tú a quien quiero a mi lado, hoy y siempre.

20 de octubre de 2012

Sábado.

¡Buenos días sábado! Espera... Sí, buenos días sábado.
Lluvia, aún no ha parado desde que comenzó hace ya más de 24 horas. ¿Qué hora es? Mirar el móvil y ver ese mensaje... "Te quiero". Un suspiro, una sonrisa, media sonrisa más bien, y unas lágrimas.
Apenas le conoces y no sabes ni lo qué sientes. Cierras la conversación del whatsapp y miras el reloj, las 8.46, cierras de nuevo los ojos, no te cuesta dormirte. Y... así hasta 2 horas más.

Una mañana de sábado larga, tan larga como la distancia que os separa, hablas con él de la lluvia, de estar juntos y de un futuro, quizá no tan lejano, pero que aún no ves claro. ¿Qué pasará en unos meses? Quizá te encuentres cerca de él, a apenas unos metros, que os separen un edificio o sólo unas aulas para poder estar juntos.

Decides levantarte y de repente te das cuenta de que la lluvia ha decidido despedirse para dejar paso al frío otoñal, 13ºC de máxima y pones rumbo a este frío sábado, lejos de él, de sus besos y de tu tranquilidad más absoluta.


15 de octubre de 2012

15.10

-Las cosas cambian, no crees?
+Sí, mucho.


Demasiado, las cosas, el mundo, la gente, todo lo que me rodea ha cambiado y no he estado ahí para hacerme al cambio y ahora, ahora siento que he perdido. Tú lejos, él, yo aún aquí, encerrada, sin ser capaz de salir, sin mostrarme al mundo por miedo, por no saber si me aceptaran, por no querer sufrir otra vez.
Estoy aquí, esperando no sé a qué. Y mientras, tú en Milán, disfrutando de lo que será uno de los mejores años de tu vida, sin duda. Y él, en Bruselas, sin despedirse de mí.

Puedo hacer como que no me duele, pasar página y decir que es del pasado. Pero sería mentir, me duele, mucho. Ser incapaz de recorrer 28 míseros kilómetros para despedirme, ser una cobarde. Me duele ser así y sobre todo, tenerle miedo a Él.

¿Pero cuántos años tengo? ¿14? ¡Espabila! Esto es el mundo real, todo cambia y tú, tienes que seguir ahí. Pero nada, ni aún repitiéndome eso veinte veces doy siempre con la misma piedra, por que soy una idiota.

Llegaría a su fin, pero vale disfrutar.




Ver de nuevo aquellas fotos, esas que parecen pintadas. Recuerdos que inundan el alma en alegrías y penas. Imágenes que te dicen "Te quiero", lugares nunca terminados, y risas y abrazos, y enfados que luego se resuelven en más risas.
Un sólo día que parece no llegar, que cuando se ha pasado deseas repetir, momentos que no serán iguales porque ya te he visto una vez, pero que serán otros tantos momentos de las dos.
Y tú me agradeciste un regalo que hice a pesar de todo, yo te agradezco todas esas conversaciones y esas regañinas que me has echado, porque ahora soy FELIZ, gracias a ti. Gracias a esa persona que tanto hace sin apenas verme.
Gracias por coger el teléfono y tenerme tanta confianza para contarme todo, porque de verdad, eso es más que un regalo para mí.