19 de febrero de 2017

Domingos

Dormir a tu lado, despertar con tus besos, dar vueltas en la cama mientras hablamos del desayuno, kilómetros recorridos, sueños, ganas y que todo huela a nosotros.

No hay buenos días, hay buenas noches y buenos domingos, despertar a besos y a sexo de ese que nos hace pensar en llevarnos mejor de lo que ya nos llevamos.
Olor dulce en la casa, gofres en el horno, tus besos en el cuello desde la espalda y yo que me derrito como el chocolate del desayuno. Nesquik para desayunar, tú mirándome y a mi que ya con eso me suben las ganas de no separarme de ti.

Domingos distintos, inesperados y de no cansarme nunca de ti. De besarte, abrazarte y pensar que es un sueño. De comida asiática, de besos, de risas de compartir, porque en realidad quiero compartir contigo todo. Y que lo único que me venga a la mente es que aquí no estamos solos.

Quiero mañanas de resaca de noches sin dormir, de comernos con la mirada y con los besos. Mañanas y días completos de no salir de la cama porque en realidad todo lo que quiero lo tengo contigo a mi lado. Días de remolonear, de dar vueltas, de morderte el labio y de distraerte, porque no me gusta que llegues tarde, pero no quiero que te marches.


Todos y uno a uno, los venceremos juntos.-

Pd: Contigo desaparecen todos mis miedos. Sólo necesito tus besos.

6 de febrero de 2017

Tardes.

Una vez más voy de camino a la capital, otro viaje, distinto destino, cruce de trenes, cruce de vidas. Y si es que algo sabía era que Madrid me traería algo especial, no sabía hasta qué punto, ni en qué relación. No sabía nada, pero Madrid no defrauda nunca. Siempre me hace volver.

Vuelvo a mi vida, a retomar viejas y preciosas costumbres. Como dar los buenos días con una sonrisa, aunque me muera de sueño. De sonreír hasta que duele la mandíbula. De llorar si me apetece, de extrañar y de querer. De amar. De saber decir de nuevo que hay que arriesgar. Porque este viaje al fin y al cabo es un riesgo.
Pero sé que este riesgo tiene nombre y que si lo necesito, también tendrá colchón que me salve de la caída al vacío.

Aunque si hay que hablar de riesgos, el mayor riesgo es enamorarme. Estar cual adolescente de 16 y saber que la hostia puede ser tremenda, pero confiar en que él está y estará.



No hay mejores regalos que los que guardan historia, guardan detalles y son algo especial por lo que significan para las partes directamente implicadas.
Gracias por todo lo de hasta ahora y lo que sé que vendrá.

"Todos y uno a uno, los venceremos juntos".-

4 de febrero de 2017

Madrid y su magia

Me mudé a Madrid, aunque sólo sea algo temporal por el momento. Y volvió a hacer de las suyas, volvió a hacerme pensar, a hacerme sentir y poner sentimientos a flor de piel.

Madrid, que yo te quiero, pero me sacas de mis casillas.

Pues ahora, aquí tumbada yo pienso más, tranquilamente, veo los sentimientos que tengo a flor de piel y empiezo a plantearme miedos, porque sí, yo tengo miedos.
La gente me ve como alguien valiente, luchadora, pero tengo miedos y uno de ellos es la posibilidad de estar enamorándome de nuevo. Porque si no, no me explico las ganas de verle y todo lo que un simple "te quiero" suyo me despierta.