2 de agosto de 2012

Nit d'Agost.

Noche. Noche cerrada, estrellas iluminando el cielo totalmente despejado. Parece que hoy no correrá el aire frío de los días anteriores. Ese que no sientes hasta que se ha calado en lo más hondo de los huesos.
Coges el teléfono, escribes tu último tweet del día, o el que crees último y comienzas a discutir con él, de repente te dan ganas de gritar, de soltarle todo lo que no le dijiste hace unas noches. No lo aguantas.

Y después, un silencio, una ausencia. Sueltas una de tus medias sonrisas e intentas esconder todo lo que te ronda por dentro. Jamás pensaste en decir todo esto así y menos a esa persona, pero qué más da ya todo. Te ha comparado con los demás. Eres igual. Ni si quiera un pequeño resquicio de que seas distinta, que seas especial a tu manera.

Rompo la sonrisa, no quedan ganas de sonreír en este día de Agosto. Una despedida común, y cierras todo, apagas toda posible via de comunicación y te refugias entre las sábanas, ganas de otra noche de lluvia, de correr hacia un coche, con vestido y americana. Carreras entre risas mientras maldecimos mojarnos nuestra ropa de esta noche. Una sonrisa, la primera realmente de la noche. Se te cruzan de nuevos los cables y esta vez, sintiendo que ya no hay nada que perder escribes tus últimas palabras:

-Quizá te cueste asimilarlo. Pero sí, te quiero. Y estoy segura de ello.

Suspiras y por fin decides dar como finalizado el día. Mañana ya veremos que depara el destino.

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