19 de julio de 2012

Verano, calor.

Tarde de verano, un verano difícil por el calor. Tumbada en el sofá, todos están echándose la siesta y yo, como siempre, de difícil sueño sigo despierta, pensando en todo, en como será todo cuando vuelva de ese viaje que quiero hacer. Tengo todo pensado, como nunca, ir, desconectar y pensar en todo, en lo que llevo sintiendo en estas dos últimas semanas y lo que quiero, lo que no estoy dispuesta a pasar. Lo que soy capaz de hacer y lo imposible e intolerable.
Y de repente, el móvil vibra, un mensaje de él, un whatsapp, empiezo a leer y no puedo creer. Un sueño. Y en eso se queda tras un buen rato, intentando ser lo más sincera posible. Lo estoy haciendo tras un año más que difícil y puf! Todo desaparece. Me pides que vaya a Madrid, que me aclare yo misma, en el fondo sé que esperas que vuelva y te diga, "no serás más que un amigo" pero cuanto más cercano veo ese viaje, esos días lejos, ese silbido del tren cerrando las puertas y el traqueteo alejándome de ti, cuanto más cerca está ese momento más miedo tengo. De perder, de llegar y que no pueda decir "hoy voy a verte", de estar sola, miedo de lo que pueda pasar. De tomar decisiones incorrectas. Y he decidido abandonar todo, pensar, por que tengo claro que cuando llegue el día quiero hablarte con sinceridad, aunque tenga miedo, plantar cara a todo y que sea lo que quieras. Aunque cuanto más cerca veo el día, más claro tengo todo.

Veamos que me deparan estos tres últimos días en la Gran Capital.

No hay comentarios:

Publicar un comentario